“La Invitación del Rey: Un Llamado a la Mesa de la Gracia”
- Pastor/Dr. Antonio Florido Camacho

- 14 ene
- 3 Min. de lectura

2 Samuel 9:1-10, 13
Cierto día, David preguntó:
«¿Hay alguien de la familia de Saúl que aún siga con vida, alguien a quien pueda mostrarle bondad por amor a Jonatán?».
Entonces mandó llamar a Siba, un siervo de Saúl.
—¿Eres tú Siba? —preguntó el rey.
—Sí, señor, lo soy —contestó Siba.
David insistió:
—¿Hay alguien de la familia de Saúl que todavía viva? Si es así, quisiera mostrarle la bondad de Dios.
Siba respondió:
—Sí, uno de los hijos de Jonatán sigue con vida. Está lisiado de ambos pies.
—¿Dónde está? —preguntó el rey.
—En Lodebar, en la casa de Maquir, hijo de Amiel —contestó Siba.
Entonces David mandó a buscarlo. Este hombre era Mefiboset, hijo de Jonatán y nieto de Saúl. Cuando se presentó ante David, se postró con respeto.
David le dijo:
—¡Saludos, Mefiboset!
Y él respondió:
—Soy tu siervo.
David añadió:
—¡No tengas miedo! Mi intención es mostrarte bondad por amor a tu padre, Jonatán. Te devolveré las propiedades de tu abuelo Saúl, y siempre comerás conmigo en la mesa del rey.
Mefiboset, asombrado, respondió:
—¿Quién soy yo para que le muestres tal bondad a alguien tan insignificante como yo?
David entonces llamó a Siba y le ordenó:
—He dado al nieto de tu amo todo lo que pertenecía a Saúl. Tú, tus hijos y tus siervos trabajarán la tierra para él, pero Mefiboset comerá siempre en mi mesa.
Así, Mefiboset, quien estaba lisiado de ambos pies, vivió en Jerusalén y comía a la mesa del rey.
Una invitación especial
Hoy es un día de bendición para tu vida. David quiso honrar la gran amistad que tenía con Jonatán y decidió buscar a alguien de su familia para mostrarle bondad. Cuando halló a Mefiboset, quien vivía en Lodebar —un lugar similar a un vertedero—, lo mandó a buscar, lo honró como hijo del rey y lo sentó a su mesa.
Este relato nos enseña algo poderoso: Dios también está buscando a los “Mefiboset” de hoy. A quienes se sienten menospreciados, rechazados, ignorados o atrapados en complejos. A los que creen que nunca triunfarán, los huérfanos, los desvalidos, los enfermos, las viudas, los maltratados, los niños sin hogar y los ancianos solos.
Dios, a través de Jesucristo, te llama hoy. Por Su sacrificio en la cruz, Jesús vino a traer libertad, sanidad, amor, paz y transformación. Si te identificas con alguna de estas circunstancias, recuerda que Dios te está llamando. Él pregunta: ”¿Queda alguien?” Y la respuesta es sí: ¡Quedas tú!
Hoy, Dios te invita tal como estás. Te llama a Su mesa para que experimentes Su amor y recibas Su bendición. Así como Mefiboset respondió al llamado y fue honrado como hijo del rey, tú también puedes aceptar esta invitación divina.
Pausa y reflexiona:
¿Qué lugar ocupa Dios en tu vida hoy?
¿Has aceptado Su invitación para sentarte a Su mesa?
Tómate un momento para pensar en lo que Él quiere hacer por ti, en cómo quiere transformarte, restaurarte y bendecirte.
Hoy, celebramos la oportunidad de estar sentados en la mesa del Rey, disfrutando de Su gracia y de Su paz.
¡Qué gran honor y alegría es ser llamados por Él!
Versículo para meditar:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)
Oración:
Señor, aquí estoy. Te entrego mi vida y acepto tu invitación para sentarme a tu mesa. Gracias por tu amor y bondad. Confío en que Tú me restauras, me sanas y me transformas. Te agradezco por todo lo que has hecho por mí y por lo que harás. Amén.
Bendiciones,
Pastor/Dr. Antonio Florido





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